15.12.10

Ya no más.

Ni de prender las luces, ni de limpiar los baños, ni de hacerle café al jefe, ni de ir a comprarle quesito a las secretarias. No mas verla vaciando los tachos de basura de todos los sectores ni trapeando el piso. No más mates matutinos con charlas sobre lo difícil que se pone matemática y el secundario en general cuando uno tiene hijos, vive lejos y va después de prender las luces, limpiar los baños, hacerle café al jefe, comprarle quesito a las secretarias, vaciar los tachos y trapear el piso.

Hoy la cara se me llenó de de luz al saber que ya no hay nada más de todo eso para la chica sin nombre, ‘la chica de la limpieza’, que ahora se sienta atrás de una computadora y cuando llama a un sector se presenta con su nombre de pila.

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