28.5.11

Apuradita el sábado.




Caminando apuradita en el mediodía de sábado, pensaba por qué corno no dejé las llaves para copiar al principio del tour de compras y no al final, porque ahora las iba a tener que esperar. 

En la cerrajería dos personas: vendedor y clienta, ambos de setentilarguísimos. El hombre de camisa y anteojos me hizo acordar a la imagen mental que tenía del papá de Pinocho. La señora, de pañuelo tapa ruleros en la cabeza , batón, uñás y labios pintados de chillón y bolsa de supermercado, tenía pinta de clienta exigente. Los encontré envueltos en una charla sobre calidad, servicio e histeria urbana. Bah, más que una charla era una exposición del cerrajero sobre "lo bien que trabajan (hace años ya) con su hijo y que los trabajos bien hechos tardan y la gente está siempre apurada, pero que su filosofía era que los problemas de cada uno son de cada uno y que él va a seguir tomándose su tiempo en pos de producir el mejor resultado".
La señora coincidía todo el tiempo asintiendo con amplios movimientos de cabeza y cada tanto tiraba cosas como "es que claro, a mi si no me gusta no vuelvo, vio" o un "hay mucho chanta dando vuelta". 


El señor seguía y seguía con su catarsis sobre la furia de la gente en la ciudad de la furia (mechando cada tanto comentarios sobre la llave que acababa de copiar y la combinación de cerradura que iba a hacer para el lunes) y yo ahi, que empezaba a sentirme un potus con mis dos llavecitas para copiar en la mano y la vieja que no parecía aburrirse. 
Desde ese lugar omnisciente, atravesé varios estadios mentales y físicos que me llevaron básicamente de un lugar a otro: desde el "PFF, esta gente grande que está completamente AL PEDO y no le importa nada que el resto del mundo (como uno) tiene cosas que hacer" hasta el "Florencia , bancá. ESTA es la histeria urbana de la que están hablando y vos la detestás. Es sábado y, siendo sensata, hacia donde tenés que correr? hacia tu casa a que? a tocar la guitarra? DALE." 


Ahí me quedé, en ese estadio desde el que me senté a observar el intercambio con una sonrisa leve (de calma inducida) en la boca. Empecé a apreciar algo que me parece maravilloso, justamente lo que al principio me inquietó y me hizo moverme en el local de un lado para el otro: la paz con la que transcurre la vida de los viejos, porque claramente el tiempo se mide en otra escala. 


Finalmente, la señora se fué y el cerrajero agarró mis llaves para copiarlas. En eso entró otro cliente, también de setentilargos. "Señor, que necesita?" "Nooo! tranquilo buen hombre! atienda tranquila a la señorita que yo puedo esperar; soy del interior y estoy acá visitando a mis hijos, así que usted se imagina, tengo todo el tiempo del mundo"  Claa, un tipo de setenti y del interior era como todo el combo, sinónimo del "tiempo en cámara lenta" . 
Y ahí nomas el local se empezó a llenar: primero un pibe y después dos rubias, todos pinta de porteñitos histéricos. Los tres oscilaban en torno a su posición de equilibrio cada vez a mayor frecuencia, viendo como el señor cerrajero me copiaba las llaves con toda la parsimonia del universo. El pibe fue el primero que rompió el silencio "hola, tenés para mucho? a que hora cerrás?" . Al rato una de las rubias:  "yo tengo que cambiar una combinación, vale la pena que espere?" y al ratito la otra colapsó y le dijo "OK , yo vengo el lunes, total no tengo problema, chau!" Siguió entrando gente y el viejo todavía con mis llaves. Movia la palanquita, tiqui tiqui, para adelante y para atrás, despacio, miraba atento, movía la palanquita. Atrás mio, la clientela impaciente con cuerpo y ojos oscilantes  en velocidad creciente. Se paraban sobre un pie, se paraban sobre el otro, se paraban sobre un pie, cruzaban los brazos, se paraban sobre el otro pie. Y yo mientras pensaba en la frase del viejo que me recibió cuando entré al local : "yo pienso que los problemas de cada uno son de cada uno y me tomo mi tiempo para trabajar para que las cosas estén bien hechas". LAS MEJORES LLAVES DEL MUNDO me está haciendo este tipo, ustedes no entienden nada.

Terminó mis copias, me las dio, me cobró y me fui, dejándolo directamente expuesto a la masa histérica.

En el camino de vuelta fui pensando en el discurso del chabón; el frenesí de la rutina que transportamos hasta el sábado, la poca paz individual, la ciudad psicótica, la gente psicótica, lo que detesto todo eso y lo que amo la tranquilidad.


Llegué a mi edificio. Metí la llave nueva en la puerta para probarla y directamente no entró. La di vuelta y tampoco. Miré chequeando que era MI edificio al que estaba tratando de entrar y que no estaba forcejeando la puerta del edificio de al lado y si, era el mio. LA LLAVE NO ENTRÓ. Así que abrí la puerta con la llave vieja y cuando intenté entrar a mi departamento con la otra llave nueva TAMPOCO tuve éxito: la llave entró,  pero no dio ni una vuelta. LAS DOS LLAVES MAL. Y ahi despotriqué contra el viejo forro y su discurso de la trayectoria, la calidad y el buen servicio y su rechazo por la gente bajo los efectos del  apuro cotidiano excusándose con una filosofía estúpida para hacer las cosas con toda la pachorra del mundo; todo después de haber esperado CUARENTA minutos dos llaves de mierda para que estén LAS DOS mal hechas y agravado por tener que volver a la cerrajería EN ESE MOMENTO porque cerraba en diez minutos.


Salí del edificio y caminé apuradita en mediodía de sábado, pensando nada más que en el viejo chanta y en revolearle las chapitas de metal por la cabeza. 


Llegué y entré, estaba él con su hijo y ningún cliente.  Respiré profundo y traté de suavizar lo que iba a decir, pero salió lo que salió: 


"LAS DOS MAL. Una ni siquiera entró."


El señor mayor me miró y bajó la cabeza. El hijo me agarró las llaves, las miró y lo miró al padre duro, áspero; lijándole la cara con una frase:
"Viejo, hiciste cualquier cosa "

Y ahí puse el freno de mano mental: "Florencia , bancá. ESTA es la histeria urbana de la que están hablando y vos la detestás. "

Me senté y esperé las nuevas copias. Agradecí amable cuando me las dieron y respondí la disculpa con una flor:

"No hay problema, un error lo comete cualquiera. Además es sábado y, si tengo que correr hacia algun lado, es a mi casa a tocar la guitarra".

Tres cuadras después entré a todos lados sin problemas.

1 comentario:

Yosh dijo...

Ja ja. Muy bueno.

Me siento algo identificado con el keymaker. Cuántas veces habré realizado algo con mucha atención, tiempo y dedicación para que luego resulte en una cosa de dudosa utilidad?
Creo que moles de veces. Y lo peor, lo sigo haciendo... -_-