En la aldea se vive feliz. El viento mueve los álamos y así suena la paz.
Ahí construyeron el sueño.
Pero todo dura hasta que un día vienen los depredadores y la construcción se pone a prueba. El nido se ve amenazado por las garras de los peligrosos, a pesar de que el macho alfa lo protege y resiste, fuerte, inamovible, para resguardar la sangre de su sangre bajo ese techo.
La hembra cuida de las crías con su cuerpo. Las crias gritan y lloran lágrimas de miedo.
El macho resiste pero los peligrosos tienen garras y dientes afilados. Lo hieren y cae. El nido se ve violentado. Las garras entran, destrozan. La sangre corre.
El macho resiste pero los peligrosos tienen garras y dientes afilados. Lo hieren y cae. El nido se ve violentado. Las garras entran, destrozan. La sangre corre.
Cuando las garras gobiernan, el miedo gobierna.
Después calma. Después caos. Después el nido destruido, mugre y cenizas
Y una familia preguntandose por donde empezar.
Y una familia preguntándose cómo seguir.
Y una familia preguntándose cómo seguir.
Cadena alimentaria entre hombres, se llama injusticia.
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