Reflotado de un cuaderno de viaje.
El campo se ilumina con los relámpagos. El micro se zarandea con el viento. Miro a través del agua que chorrea por el vidrio de la ventana hermética. Miro la hoja, veo el vidrio de nuevo y no entiendo por qué no tengo miedo ni claustrofobia.
Me gusta este pido gancho, paren el mundo y que siga girando en un rato, cuando termine el texto.
El movimiento y la quietud se confunden en este tiempo predestinado para nada, para lo que quiera. Y por eso a veces veo blanco y a veces viajo. Momento en el aire de un salto en Matrix. Pausa. Un prolongado Preparados, listos... .
De vez en cuando un arañazo de luz raja la tierra. Sigo con la birome en movimiento.
Día nocturno y gracias a eso puedo escribir.
Y gracias a eso me acuerdo de cuanto me gusta viajar.
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