3.2.12

Condena.

 "Solamente cuando mirás atrás y ves la huella, te das cuenta de que caminaste. Nunca mientras; nunca de cerca se ve la interfaz. No existe, de cerca no existe. "

Día costero, de sol que raja la tierra, allá por Enero del '92 . Quien escribe, en el auto con mamá y papá. Paramos en la puerta de un rancho bastante humilde y lleno de plantas; el objetivo era la miel casera que vendía la dueña.
Tengo difusa la secuencia de hechos; no se si papá se bajó o no se había llegado a bajar, si yo iba adelante con  mamá o atrás y miraba por entre los dos asientos, si fue cuando papá volvía con la miel en la mano o cuando estaba por tocar la campana (no, ni hablemos de timbre) . No sé en que parte del pueblo quedaba, ni qué tenía puesto, ni si era a la mañana o a la tarde o al mediodía, si volvíamos de la playa o estábamos yendo o hacía tanto calor que no era día de playa. Sólo me acuerdo que era un día de Enero del '92 , de sol que raja la tierra y lo que sigue.
Lo que sigue es que de repente miré por la ventana y lo vi ; un chico entrando en la adultez, completamente desnudo corriendo por la calle como alma que lleva el diablo. Era el hijo retardado de la dueña de la quinta. La señora salió atrás de él, gritando para que vuelva. Drama, me acuerdo de eso, gritos de drama. Al pibe lo vi de espalda, era atlético, blanco teta, castaño y de pelo corto;  me acuerdo de su culo al aire moviéndose como el de un atleta griego de la Billiken. En no más de un minuto mi mamá me puso una mano en la cara, en los ojos. "Que pasa, mami?" "Es el hijo de la señora, es enfermito, se escapó de la casa" (no puedo asegurar el 'sic' de esas palabras) pero sí me acuerdo que le pregunté por qué me tapaba los ojos y me dijo "y bueno, porque es feo lo que pasó". 
Después de esa frase pensé  (con palabras de nena de 5)  "Es feo. Me voy a olvidar de esta imagen" . Y así estuve ese día, esos días, ese mes, ese verano. 

Pero solamente sucedió la condena paradójica al recuerdo por haber buscado el olvido.

Porque verán cuando lo cuento veinte años más tarde, 
que habiendo estado pendiente de olvidarme, 

nunca lo logré.

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