16.1.12

Confieso que he pecado.

"Sólo lo sagrado merece tocarse." - O.W, El Retrato de Dorian Gray.

En la mitad del camino me agarró, me miró y sin dar vueltas me dijo que me amaba.
Silencio.
Me querría igual sabiendo que lo que me excita es mucho más curvado que su cuerpo lleno de aristas?
Todavía desearía besarme si realmente supiera cuales son los besos que más me gusta dar? Y si viera todos los paisajes que vio mi lengua?
Me seguiría mirando con esa lujuria culposa si le contara la película que la noche anterior habían filmado mis pupilas? Si supiera que es acerca de una cabellera larga, salvaje, acariciando una espalda desnuda mientras baila? Y si supiera que la espalda y la cabellera tienen dueña que por las noches baila arriba mio? Y que no sólo es dueña de la espalda y la cabellera, sino también de los besos que más me gusta dar? 
Destrozaría su foto mental de la vejez conmigo al ver la mía que en su lugar la tiene a ella?
"Estás hermosa" , me dijo. 
Me miré las manos. Me las vi todas sucias. Me acomodé el pelo, sucio también, pegajoso, despeinado.
Olor, hedor, mugre. "Estás hermosa" me había dicho, pero siendo él mi espejo no podía ver más que miseria. Me pregunté por qué no podía preguntar en voz alta.
De repente ví a mi madre. Se apareció con sus rulos de ruleros mirándome increpadora por arriba de los anteojos.
Y fue cuando mi mugre me dio risa. Me conté un secreto: pensé en mi piel suave y me reí para adentro. Seremos los pecadores más lindos que el resto?
Esa fue la última pregunta de la tarde.
Sin decir nada, rematé el cuestionario mental con una firme afirmación.

En otro momento hubiese querido querer, pero siendo del Opus su amor por mi no sería más que mera militancia.

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