Se puede querer soñar y querer dejar de soñar. Y soñar otra cosa.
Se pueden hacer preguntas y buscar respuestas.
Se puede querer y querer querer.
Se puede probar. Se puede retroceder y volver a probar.
Se puede intentar ver la misma cosa desde otro ángulo.
Se puede intentar ver la misma cosa con otra luz.
Se puede querer volver a empezar.
Pero hay algo que, si se puede identificar como motor de todas las acciones anteriores, las hace completamente inútiles. Y es lo que determina el tener que dejar de llevarlas a cabo.
Porque es lo unico en el mundo que no se puede.
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