Mediodía de un viernes nublado. Avenida La Plata y Rivadavia. Las dos caminando livianas y relajadas, con sonrisa de estar en Disney y risa de travesura. Atípico estar ahí ese día a esa hora; atípico viernes por seguirle a un jueves y preceder un sábado; ambos únicos, esperados … y atípicos.
La morocha, que siempre me camina adelante, llegando a una esquina levantó el índice y me mostró: “acá a la vuelta está mi colegio; jardín primaria y secundaria”.
Y de repente, escenografía viva para ilustrar la frase. Una chica que a mi compañera de viernes le puso en la cara una sonrisa gigante.
El efecto fue recíproco; se mezclaron las dos con un chorro de sorpresa, emoción y efusividad. Yo, omnisciente.
“Eyy! Como estas?!?!!? AHHH!!! “
“EHHH!! AHHH AHH!”
Y mientras, abrazo de aeropuerto.
“Cómo estas tanto tiempo??!! “ me mira y me dice “Ella, compañera mía de la primaria” La mira y le dice “ Flor, amiga de la facultad”
Siguen.
“Ayyy! Hola!! Ayyy!! Que contas??!”
“ Yo?? Ayy..! ...Yo me casé!!!"
“EHH?!! AHH!! ……Ayy! y ...yo me recibí ayer!!!"
“EHH?! AHH!!....”
Y en el desenlace del flashback, al unísono:
“Nos tenemos que juntar!”
Les vi la vida en dos minutos; las dos en la misma esquina
quince años después.
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