Esmerarse por que todo salga excelentemente bien, impecable e inmejorable es sacrificar un ingrediente fundamental; que si bien es el que representa la no garantía de que todo salga excelentemente bien, impecable e inmejorable, es lo que le da a la cuestión la cuota de "magia", si es que la tiene que tener.
El ingrediente mágico es el título de este post.
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