Si estoy tipeando, quién me puede decir algo? Con postura rígida, seria y creando arrugas en la frente. Quién podría saber si en mi cabeza hay un informe, un monito dando vueltas o la nada misma? Yo, y a lo sumo Luis, Ingrid o Dani, si me ven el monitor. Bah, no; en la cabeza tengo una maraña que resulta indescifrable para mi también.
Esta mañana me agarró hinchapeloteada casi como siempre. Hinchapelotez mitigada por las charlas de oficina de debate matutino. Y pienso, qué enriquecedor es el debate y qué difícil. Ser capaz de escuchar. Ser capaz de transmitir una idea. Ser capaz de escuchar, pensar y formar una idea. Y con el combo, poder evolucionar y cambiar de opinión, lo que es sumamente valorable. La evolución del pensamiento, frecuentemente condenada bajo el título de ‘infidelidad a los principios' o 'incoherencia ideológica’ es caminar para adelante. Condenar ‘con el archivo’, me parece francamente de cuarta.
Bueh, leo y es puro chamuyo y encima me puse goma en un sentido filosófico insoportable; sobradas pruebas de que no tengo ganas de hacer un joraca. De todos modos, creo llegar a una hora de laburo por semana, eh. Así que puedo estar contenta porque en el censo no mentí cuando me preguntaron si ‘la semana pasada trabajé al menos una hora’ y por eso felizmente seré caratulada, como todos los que dieron su respuesta afirmativa, como ciudadana empleada....vaaaaaamoooooooooohhhhhhh!
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