Vean que pudo!
Al fin, pudo reconciliarse con todas sus células y con cada centímetro cúbico no tangible de su ser. Pudo levantar la cabeza y avanzar mirando sólo para adelante. Pudo encontrarse. Pudo abrazarse.
Y pudo, porque pudo perdonarse.
Y fue el día en que pudo darse cuenta de que siempre había sido, principalmente, el eco de lo que recibió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario