27.1.10

Place to heal.

Millones de litros de agua salada, antiséptica, que acelera la cicatrización. Viento caprichoso y constante; que desordena (o reordena) y seca, en cuestión de minutos. Sol naranja que entra y sale por la puerta grande, manteniendo una adecuada temperatura corporal. Bosque productor de oxígeno, precursor de la forma molecular de la energía, cuyo verde impide el fruncimiento del ceño. Enorme luna llena, que nace como un durazno colgado del cielo que en su madurez muestra el camino, pero evita la fotofobia. Fruta fresca, cañones de dulce de leche y helado de alfajor; para una dieta mentalmente saludable. 

Y todas esas estrellas; que pegadas al negro de la noche como bichitos de luz en una tela de araña, fuerzan la descontracturación; obligando a mirar para arriba por prolongados lapsos de tiempo.

Endorfinas. Relajación muscular. Melatonina. Olor a tierra mojada. Olor a sol. Olor a viento húmedo. Libre albedrío. Paz interior. Paz exterior. Fresco. Bruma. Rugido. 

El sonido del silencio, que a veces grita y a veces canta, se escucha en un lugar donde existe un sólo día de la semana y nadie entiende los relojes. Un lugar con un enorme vigía blanco y negro. Un lugar al que los que van, persiguen un fin común aunque implícito; incluso secreto.

Porque todos saben lo que es pero nadie lo dice. Y yo no sé si es el lugar de donde vengo, o el lugar al que voy; porque es  a donde siempre vuelvo. 

Porque se exactamente lo que es. 

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A place to heal.



1 comentario:

unnerd dijo...

Más lo leo y más ganas de ser leído me da este blog. Me gustan esos posts que te cuentan una inocente historia pero te dejan leer otra más por debajo; todos condimentados con un toque nerd que sólo le puede poner una estudiante de química, como si fuera algo natural.

=)