11.11.09

El juego asqueroso.

Yo viajaba parada. Mis ojos revoloteaban azarosos. Miraba todo y a la nada misma, con la mirada divergente. De repente convergencia, de repente  lo detecté; un tipo sentado a dos asientos de distancia contra la ventanilla, con dos tercios de su dedo índice metido en alguna de sus fosas nasales.

'Ojos estúpidos, yo se que no quieren seguir viendo esto' pensé. Pero ojos estúpidos siguieron mirando . Como cuando uno escucha 'mirá! un vómito!' e instantaneamente y como acto reflejo se voltea a mirar, arrepintiendose, dos segundos mas tarde, ante la imagen.

De casualidad mis ojos cayeron en el tipo. Sostuve la mirada inconsciente e involuntariamente por unos segundos, con una mezcla de incredulidad hipnótica y morbo. Pero pasados esos segundos, cuando mi 'yo' volvió al primer plano y decididamente iba a dejar de mirar al señor maleducado, decidí no hacerlo. Decidí que no podía creer lo que estaba viendo. Cómo puede haber gente que no haya desarrollado el pudor? Y el tipo seguía ahí, insistiendo con el índice, de a ratos con el pulgar. 'Estas sacando panes del horno??' le hubiera dicho; como me decía mi abuela si me pescaba en medio del acto, y esas eran palabras suficientes para que me invadiera la vergüenza y dejara de hacerlo. Pero con el tipo no iba a funcionar. 

Esperaba que la mirada sostenida, ya lascerante y llena de indignación, saquen a flote en el tipo la vergüenza perdida. Entonces algo pasó. Se dio cuenta de que lo estaba mirando. Me miró una vez volteando la cabeza y rápidamente la volteó de nuevo, a mirar por la ventanilla. Yo no movia mis pupilas. El tipo me miraba de reojo en intervalos primero de 3 segundos y mas luego de 2. Siempre con su índice incrustado en la nariz. Yo lo miraba; y mientras más lo miraba, el tipo más miraba hacia la ventanilla.

Y fue ahí cuando empezó la parte divertida. Empecé a jugar; me aseguraba de no mirarlo y que me vea cuando no lo estaba mirando; entonces el tipo libremente volvía a 'descolgar los cuadros' sin ningún recaudo. Y cuando eso pasaba, yo volvía a lanzar un súbito giro de cabeza clavandole los ojos, y él de repente se percataba de mi mirada sobre su índice e instantáneamente volteaba la cabeza hacia la ventanilla. 

Nos vimos envueltos en un juego asqueroso, en el que el tipo me miraba de reojo para ver que no lo mire, y mientras más lo miraba, más volteaba la cabeza hacia la ventanilla. Y mientras más volteaba la cabeza, más adentro entraba en índice.

Cada tanto, si no estaba mirando, amagaba  a mirarlo . O si lo estaba, amagaba a no mirarlo. 

El tipo me miraba de reojo, puteandome por dentro. Deseando que me quede ciega en ese instante, o que me crezca de repente un moco tan grande y duro que no me deje respirar.

.

Pero nunca se sacó el dedo de la nariz. 


3 comentarios:

Anónimo dijo...

El blog te quedó buenísimo! Aguante la nube de etiquetas y el retorno de los post!!!
=D
b.

chichi dijo...

como primer comentario, qué viva el amor!

luego:
hey hey! ahora recuerdo que yo conocí este blog en épocas de primeros acercamientos de ciertas personas... y ya entonces me había gustado!
lalalalaaa

qué bien que me caen, ustedes, futuras madres por docena.
en la casa donde estoy ahora hay dos gatos enloquecidos persiguiendo una mosca. Me voy a asegurarme de que no salten por la ventana

beso, flor!

chichi

PD: ya que estoy aca y no puedo evitar mi ñoñez, aprovecho tus estudios: por qué los trapecistas elegirían ponerse magnesio en las manos (y no cualquier cosa tipo... talco?)?

unnerd dijo...

A veces uno hace zapping por la interne', pero siguiendo por los links que le llaman la atención y sin la cómoda opción de "siguiente canal" que hay en la escala lineal de canales de una tele. Otras veces uno llega de casualidad, sin saber bien qué estaba buscando, haciéndole caso a la computadora en alguna de todas esas veces que le dijo "presione una tecla cualquiera para continuar", como si esa "tecla cualquiera" nos llevara a una página cualquiera... y aunque aún sigo buscando la tecla cualquiera de mi teclado, parece que en algún momento la apreté y llegué a este blog.

Uno empieza por un post que le cae simpático, y después pasa al de al lado, al siguiente, al otro y se le van escapando un par de sonrisas. Es agradable encontrar otras personas nerds por ahí, de esas que les gusta tanto ser así que le escriben un famoso teorema a Roly Lagranshh. Gente con la que uno se identifica cuando dicen que tienen problemas para leer los relojes de aguja cuando pasan las y media, que tienen esas manías de obse como no soportar los ventiladores en modo "viento, no viento, viento, no viento", o que comparten cosas que quienes miran desde afuera no comprenden, como la adicción a las manzanas, el gusto por el conocimiento, los desafíos, que tienen la neurona despierta e inquieta.

Lo bueno de encontrar un blog que nos roba algunas sonrisas es que se puede dar uno el gusto de tomar una sobredosis de posts, devorando en minutos aquellos posts que fueron escritos durante un par de años. Lo malo es que uno también se mal acostumbra rápido y la espera hasta el siguiente post se hace eterna, pero cuando se vea la luz de un nuevo post allá a lo lejos estaré de nuevo en esta estación, tratando de disimular en vano la cara de ansioso.