26.10.11

Condición de inmigrante.

Lloré de cara a la pared, en un lugar del planeta donde Racing no era nada. Nunca - ni antes ni después - me había sentido tan lejos de todo lo mío, tan a destiempo del mundo, tan al revés de mi vida, tan en orsai, desesperadamente solo. Lejos como nunca del dolor y de la fiesta.

Así está un hombre cuando se siente lejos del lugar en que ha nacido y que ama. Como el goleador que sale gritando la conquista con los brazos en alto y no ve, a sus espaldas, que el juez de línea ha levantado la bandera amarilla. Nadie grita el gol, solo él. Dura dos segundos la vergüenza ajena. Orsai.
Hernán Casciari.

Así fue para el mercedino, vivir por primera vez en la vida a Racing campeón desde la TV de un bar barcelonés. 
Este fragmento fue la bandera amarilla que mas que levantarse ante mi nuca, el otro día me la golpeó bien duro, mientras viajaba en el Sarmiento para votar en donde mi DNI dice que me corresponde.  

De verdad entendí de lo que habla este muchacho.

Es que todos, en algún momento, tenemos que emigrar.

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