24.2.10

Pocas palabras bastan.

Tres de la tarde. La señorita tipeaba, muy ensimismada. Mejor dicho, muy ensucomputadora-mismada, pero con una leve conexión al mundo exterior. 

En la oficina hubo ningún ruido, hasta que se empezó a esbozar un debate generacional a lo lejos. Ella no se interesó particularmente en el contenido, porque pudo imaginárselo. No era la primera vez que acontecía algo de ese estilo; un debate entre el señor C , avanzado en edad, que sufre de excesos de amabilidad y buenos modales; y las señoritas L, de notable educación y que visten juventud de marca. Siempre el eje era el mismo; generación C vs. generación L. Y nada nuevo esta vez.

En consecuencia, la señorita siguió tipeando. Movía sus dedos al ritmo de un background argumentativo que comenzó siendo molesto hasta que se mimetizó y  se hizo parte del silencio inicial.

Pero tan repentina como selectivamente, una frase pareció romperlo; abriéndose paso entre las demás, como una ambulancia en un embotellamiento. De esa misma manera, llegó hasta sus oídos y resonó hasta que la hizo estallar de risa. 

Todo fue cuando el señor C, se impuso ante las otras dos voces con ánimos de redondear su ardua argumentación, y lanzó  a las señoritas L  , ‘Saben lo que necesitan ustedes, jóvenes que creen que se las saben todas??  ...que les den un buen guascazo!!!’

Silencio en la sala. 

(...)

Claramente, la brecha generacional impediría ad infinitum el entendimiento entre ambas partes, y la discusión terminó de forma automática en un estallido de risas general y exclamaciones escandalizadas de las señoritas L, superpuestas con aclaraciones ruborizadas del señor C . 


Guascazo: Azote dado con una guasca o cosa semejante, como un látigo o una vara flexible.

14.2.10

Prefiero el subte.

Por los que van con un par de ruedas en un carril y el otro en el de al lado.
Por los que hacen guiños de luz larga pidiendo paso a conductores que no están yendo por el carril más rápido.
Por los que se pasan de un carril a otro sin hacer uso del guiño, suponiendo que todos estamos telepáticamente conectados.
Por los que tocan la bocina intermitentemente en los peajes, o ni bien el semáforo cambia a verde, para que el auto de adelante arranque automáticamente, sin tener en cuenta que hay otros seis adelante de ese.
Por los que tocan bocina en un embotellamiento, creyendo que el sonido mueve montañas.
Por los camiones; que respetan su velocidad máxima permitida, pero en el carril más rápido. 
Por el 90% de los hombres al volante, cuyo machismo constituye una de las peores amenazas en el asfalto, sobre todo cuando: le tiran el auto encima a una mujer (generalmente insegura), se enojan si una mujer los pasa, se enojan si un auto peor que el propio los pasa, putean al de al lado cuando la cagada se la mandan ellos, pasan rasantes a las bicicletas para asustarlas, salen arando de los peajes etc, etc, ETC.
Por el 90% de las mujeres al volante, cuya inseguridad puede ser causante de catástrofes apocalípticas.
Por los que por intentar cruzar la bocacalle antes de que el semáforo cambie a rojo, quedan parados en el medio de la calle perpendicular.
Por los domingueros que van en contramano y con un guiño puesto por 3 cuadras sin darse cuenta de que TODO el mundo le hace luces.
Por los taxistas; que si van con pasajeros tienen delirios de piloto de avion, y si van con el coche libre parecen tortugas paralíticas.
Por los colectiveros; que se pasan de la velocidad máxima cada 5 segundos, que encaran las curvas como si manejaran una bici, que oscilan entre la izquierda y la derecha sin mirar al resto del mundo allá abajo.
Por las motos; que van por el medio del carril del medio en la autopista.
Por los que se mandan una aberración vial, y después sacan la manito por arriba de la ventanilla, pidiendo disculpas en una actitud minimizadora de su falta.

Y por mi papa en el puesto de copiloto.



Prefiero el subte.