26.10.11

Condición de inmigrante.

Lloré de cara a la pared, en un lugar del planeta donde Racing no era nada. Nunca - ni antes ni después - me había sentido tan lejos de todo lo mío, tan a destiempo del mundo, tan al revés de mi vida, tan en orsai, desesperadamente solo. Lejos como nunca del dolor y de la fiesta.

Así está un hombre cuando se siente lejos del lugar en que ha nacido y que ama. Como el goleador que sale gritando la conquista con los brazos en alto y no ve, a sus espaldas, que el juez de línea ha levantado la bandera amarilla. Nadie grita el gol, solo él. Dura dos segundos la vergüenza ajena. Orsai.
Hernán Casciari.

Así fue para el mercedino, vivir por primera vez en la vida a Racing campeón desde la TV de un bar barcelonés. 
Este fragmento fue la bandera amarilla que mas que levantarse ante mi nuca, el otro día me la golpeó bien duro, mientras viajaba en el Sarmiento para votar en donde mi DNI dice que me corresponde.  

De verdad entendí de lo que habla este muchacho.

Es que todos, en algún momento, tenemos que emigrar.

25.10.11

La pregunta del millón.









El otro día la volví a ver.
Apasionadamente melancólica. 
Dolorosamente optimista. 
Si no la viste, tenes que verla. Te vas a querer suicidar pero dándote una muerte dulce, como  por ejemplo asfixiándote con una sobredosis de helado de chocolate bombon.

Quién está dispuesto a afrontar lo que viene a continuación del "y comieron perdices"? Nadie escucharía el cuento sabiendo que años después del beso mágico, Blancanieves vuelve a la casa de los enanos con una valijita y hecha un mar de lágrimas. 

Recibis  una tarjeta que dice que alguien muy importante en tu vida te borró para siempre de su memoria. Te jode hasta en el hígado. Te duele hasta en las partes que ni sabés que existen. 

Pero aún sabiendo que del pasado se aprende, que la experiencia es conocimiento, que todo se capitaliza, que lo que no te mata te hace más fuerte, que el tiempo todo lo cura y que bla bla ; todo el montón de caca  de fases hechas (por enfermos optimistas), cuando te duele de manera insoportable, vas al extremo de la autopreservación.

Considerás hacerlo. 
Desearías que fuera posible.
Morirías por haberlo hecho hace tiempo.

Las valijas de recuerdos se vuelven petates llenos de piedras que hay que arrastrar durante todo el viaje.

C'est la vie, un Everest de mierda de a ratos. 

22.10.11

Atenti.

Comer con vino denota...linda madurez. Así como el gusto por el chocolate amargo y el buen café.

Pero
Jugar al dominó,
jugar a la canasta,
el helado de sambayón,
el agua tónica,
la soda,
las medias de rombos,
los caramelos de menta,
los caramelos media hora,
los pañuelos de tela,
la malla entera,
las galetas marineras,
y escuchar Aspen

denotan EDAD.

Ojo al piojo.
No seas payaso.
No hagas despiole.
Sino sos un plato.
Despues te miras al espejo
y sos un cuatrochi
que usa vaqueros
y piensa " la pucha!, me cachendié. "


Estate atenti.

Dilema.

Un perrito con sarna necesita ayuda.
Pero ayudarlo implica riesgos, incluso estar cerca.

Un perrito con sarna en realidad es un dilema.

10.10.11

Cadena alimentaria.

ARMAGEDON by Apocaliptica on Grooveshark
 
 
En la aldea se vive feliz. El viento mueve los álamos y así suena la paz.

Ahí construyeron el sueño.

Pero todo dura hasta que un día vienen los depredadores y la construcción se pone a prueba. El nido se ve amenazado por las garras de los peligrosos, a pesar de que el macho alfa lo protege y resiste, fuerte, inamovible, para resguardar la sangre de su sangre bajo ese techo.
La hembra cuida de las crías con su cuerpo. Las crias gritan y lloran lágrimas de miedo.
El macho resiste pero los peligrosos tienen garras y dientes afilados. Lo hieren y cae. El nido se ve violentado. Las garras entran, destrozan. La sangre corre.
Cuando las garras gobiernan, el miedo gobierna.

Después calma. Después caos. Después el nido destruido, mugre y cenizas

Y una familia preguntandose por donde empezar.
Y una familia preguntándose cómo seguir.

Cadena alimentaria entre hombres, se llama injusticia.

6.10.11

Ganas de viajar.*

Reflotado de un cuaderno de viaje.

El campo se ilumina con los relámpagos. El micro se zarandea con el viento. Miro a través del agua que chorrea por el vidrio de la ventana hermética. Miro la hoja, veo el vidrio de nuevo y no entiendo por qué no tengo miedo ni claustrofobia. 
Me gusta este pido gancho, paren el mundo y que siga girando en un rato, cuando termine el texto.
El movimiento y la quietud se confunden en este tiempo predestinado para nada, para lo que quiera. Y por eso a veces veo blanco y a veces viajo. Momento en el aire de un salto en Matrix. Pausa. Un prolongado Preparados, listos...

De vez en cuando un arañazo de luz raja la tierra. Sigo con la birome en movimiento.
Día nocturno y gracias a eso puedo escribir. 

Y gracias a eso me acuerdo de cuanto me gusta viajar.